martes, 5 de mayo de 2015
Historia de cómo te conocí
Todo comenzó con una mirada. Una mirada que, a través de una puerta, dijo todo lo que tenía que decir; que eras una "loca del coño". Nada más verte supe que eras diferente. Por lo menos... especial y única. Sin vergüenza alguna y casi sin conocerme ya me buscabas por el quicio de la puerta para saber donde estaba. Ésa fue la primera vez que te ví. No sabía si me mirabas a mí o que era lo que mirabas, pero me dejaste anonadado con tu saludo efusivo, como si no hubiera un mañana. Yo, iluso de mí, pensé que no era conmigo y al salir de la sala no me paré a hablar ni a mediar palabra.
Quién me iba a decir que ese rechazo iba a ahondar tanto en tu alma... Ojalá me hubiera parado a conversar contigo, pero no fue así. Por suerte, el destino quiso darme otra oportunidad y, al terminar la jornada, propuse en grupo irnos a tomar algo. Hice hincapié en que vinieras para poder saber más de ti y conocerte. La conversación que tuvimos después me supo a poco, ya que te tenías que ir pronto porque te esperaban.
A partir de aquí, sólo me gustaría hacer un incisivo. Lo importante en una relación es la conversación, la confianza y la escucha del uno al otro. Es algo que puse en práctica bien pronto y que me vino muy bien.
Como iba diciendo, tu mirada me lo dijo todo. Lo primero que me conmovía era el saber que no eras mía. No soy de ser posesivo, ni mucho menos, pero quería ser el único hombre en la tierra que pudiera tocarte o, por lo menos, flirtear contigo. Las conversaciones se hacían más largas cada día y me encantaba saber más de ti. Pasaron dos o tres semanas y sabíamos tantas cosas el uno del otro, que a veces no teníamos ni que hablar para saber lo que el otro estaba pensando. Los momentos se iban haciendo más y más especiales y la distancia nos traía de cabeza cada vez que nos separábamos. ¿Cómo podía ser que sintiéramos algo así tan rápido?
Vosotros pensaréis que eso lo cambia el tiempo. Que el tiempo, poco a poco, hace que te faltes más el respeto, que las cosas no sean igual de intensas o que los momentos especiales dejen de ser tan especiales por la monotonía. Entonces, ¿por qué llevamos casi un año y medio y todo está mucho más estable que al principio?, ¿por qué cada instante con ella me parece más y más especial cada día?, ¿por qué la gente no es capaz de entender que, haciendo bien las cosas y conversando cada vez que hay malos entendidos, las relaciones pueden ser perfectas?
No podemos decir que seamos la relación perfecta pero, a pesar de todas las veces que no nos hemos entendido bien o que no hemos sabido expresarnos, si puedo decir que, a día de hoy, no conozco nadie con quien me entienda mejor y sienta mejor afinidad que contigo. No se cómo llamar a ésto pero tengo claro una cosa; NO QUIERO QUE ÉSTO SE ACABE NUNCA.
Para terminar, tan sólo dar un pequeño consejo: Si hay una chica que te atrae y que serías capaz de dar cualquier cosa por ella, aunque creas que es inaccesible, ESCÚCHALA, sé su amigo y tan sólo escúchala. No dejes de ayudarla en todo lo que necesite e incluso ayúdala cuando no te lo pida. Cuando te diga que todo va bien, aún así, abrázala. Que sepa que cada vez que necesite algo, tú le darás cobijo y apoyo. ENAMÓRALA cada día como si la acabaras de conocer y sé altruista con ella, sin pedir nada a cambio. Aunque parezca que es imposible conquistar a alguien que crees que está por encima de tí, no te equivoques; por encima de ti, no hay nadie. Los dos sois personas y cualquiera es capaz de enamorar a cualquiera si es capaz de abrirle su corazón y no dejar que nunca se caiga. Confianza, amor e intimidad; si eres capaz de dar eso en una relación, ya está todo conseguido.
¡¡ÁNIMO y sé feliz!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario